DE LA PROSPERIDAD
©Giuseppe Isgró C.
Cuando Pitaco, uno de los
siete sabios, terminó su período al frente del gobierno, hacia el año 575 a .n.e., la ciudad de
Mitilene le obsequió un terreno –conocido como campo Pitaqueo- del cual
seccionó una pequeña parte restituyendo el resto por considerar que aquella le bastaba para cubrir sus
necesidades y que la otra era una carga innecesaria; por lo cual acuñó una
frase que expresaba: -aquella parte era mayor que el todo”.
La sabiduría de Pitaco de
evitar la carga innecesaria de atender una riqueza superior a la esencial es
una guía valiosa de seguir a la hora de programar la propia riqueza. Constituye
una anticipación del famoso principio que destaca que el 20% de las actividades
genera el 80% de los resultados, variante de la ley de Pareto que, aplicada,
permite evitar el 80% de las actividades que sólo producen un 20% de
resultados.
En la planificación de la
propia prosperidad, es necesario deshacerse del 20% de riqueza que absorbe el
80% del propio esfuerzo.
El programa debe
contemplar la culminación de una carrera técnica o universitaria, con los
respectivos post grados y doctorados, o
cursos de especialización que permitan a cada persona competente con la máxima
efectividad en el área de su desempeño.
Acto seguido, o durante su
formación, es preciso seleccionar el trabajo que, como misión de vida, en base
a la propia vocación y visión del entorno, sirva para labrar una vida prospera,
digna y feliz para la persona en particular y todos los miembros de su familia.
Esa carrera vital incluye
ciertos objetivos como son la adquisición de: una casa acorde a las propias
aspiraciones; otra con fines vacacionales o fines de semana; la adquisición de
un negocio o la instalación de un despacho profesional acorde con el tipo de
carrera elegida; uno o varios vehículos, para si y para la cónyuge, y
eventualmente para los hijos; ropa adecuada; protección mediante seguros;
ahorros e inversiones para garantizar los estudios de los hijos y el bienestar en edad más avanzada; la
pertenencia a algún club, logia, academia, o institución de vocación de
servicios sociales o políticos, etcétera, cuya programación debe efectuarse de
acuerdo a un estricto orden prioritario.
Además, es preciso incluir
un programa de crecimiento personal continuo o desarrollo profesional,
asistiendo periódicamente a conferencias, charlas o cursos.
La práctica de algún hobby
debe complementar el citado plan; además un programa sistemático de viajes para
conocer el propio país y aquellos lugares históricos o turísticos que más
atraen a cada quien.
El plan de la prosperidad
comenzado en edad temprana o en cualquier otra en que se tome la decisión de
hacerlo, en forma inmediata canaliza la propia energía creativa a su logro,
evitando el despilfarro de esfuerzos, energía y recursos, tomando, cada
persona, las riendas de la vida en las propias manos.
Es preciso, también, tener
presente el plan cósmico que la vida tiene reservado a cada persona, bajo cuya
guía divina es oportuno someterse, por cuanto, armonizando con el esquema que
cada persona trae, se optimizan los resultados.
La sabiduría divina va
guiando gradualmente a toda persona a su
verdadero destino como misión de vida en cuyo cumplimiento es preciso asumir
las propias responsabilidades en cada oportunidad y regir la propia vida de
acuerdo a la visión de los valores universales que, en la vida diaria se
traduce por la práctica de todas las virtudes, además de las fundamentales de
prudencia, justicia, fortaleza y templanza, constituyendo, cada valor un ideal
al cual se canalizará la propia energía creativa para que, en su desarrollo o
perfección se vaya alcanzando la evolución cósmica y un más elevado y creciente
estado de conciencia.
Resérvate un tiempo
suficiente para retirarte en un lugar tranquilo, libre de todas interferencias,
en el cual, puedas plantearte los aspectos esenciales de tu verdadera misión de
vida y paralelamente efectuar un programa de objetivos a corto, mediano y largo
plazo.
En primer lugar, da las
gracias por toda la riqueza que ya posees, anotando cada uno de sus elementos:
vida, salud, familia, trabajo, amigos, clientes, vivir en un país como en el
que vives; la riqueza que el Creador
Universal tiene reservada para ti, todo el progreso y conocimientos acumulados
a través de las edades; la confianza y prestigio del cual gozas en tu entorno;
la suma existencial y experiencia que has ido acumulando en todos tus
anteriores ciclos de vida y en el actual, etcétera, para darte cuenta, de que,
tienes mayores riquezas de lo que piensas y más abundancia de lo que imaginas,
las cuales están a tu disposición para realizar la obra a ti encomendada en el
quehacer cósmico. Afirma: -Gracias, Creador Universal, por la riqueza que
Tienes reservada para mí; la acepto-.
Además, ten presente que,
el planeta tierra ha sido constituido por el orden cósmico con la finalidad de
suplir, gradualmente, a las necesidades humana durante toda su trayectoria
pre-destinada y siendo una escuela de vida, tanto el programa como los recursos
para su desarrollo y culminación están a la disposición de todos, si se asume
el compromiso de cumplir la propia misión de vida. Por lo cual, todo lo que
requieres y precisarás ya ha sido dispuesto por el Gran Ordenador Cósmico. Todo
fue previsto. Nada hay que temer. Confía. Presta tu concurso, cooperando
positivamente.
Ten presente que, al
recordar las cosas que se poseen, dando las gracias por ellas, se atraen más de
las que se tienen y requieren.
Entra en armonía con el
Creador Universal elevando tu pensamiento hasta Él y solicítale guía,
asistencia e iluminación. Ofrézcale tu servicio para te utilice donde Él lo crea
más conveniente -de acuerdo con tu plan de vida, suma existencial y karma
personal- en una cooperación en beneficio de la humanidad. Acepta cooperar con
el universo y con la humanidad del planeta tierra. ¿Sabe lo que significa? ¡Que
siempre tendrás trabajo y suficiente provisión divina!
Es preciso incrementar la
capacidad de dar con la visión de los valores universales y mientras más des,
en igual grado recibes.
La ley cósmica es tan
sabia que, aún cuando tú creas que no tienes para dar, ella te provee con
antelación lo suficiente para dar. La intención abre la puerta por la cual
entra la nueva provisión, pero, es
preciso que circule el flujo anterior,
saliendo al exterior, para efectuar la renovación correspondiente.
Esto permite visualizar
que, para que entre la nueva provisión, es preciso dar la que se tiene, es
decir, “vaciarse” para “volver a llenarse”, de acuerdo a la ley cósmica, la
cual expresa: -Toda fuerza vaciante al retrotraerse, atrae las cosas nuevas que se
requieren como provisión divina-.
Tener los canales abiertos
permite que continuamente fluya la provisión divina, en la cadena cósmica, de
arriba hacia ti y de ti hacia abajo.
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