SEGUIR SIEMPRE ADELANTE
©Giuseppe Isgró C.
Todos los grandes hombres –y mujeres-, de la
humanidad, han alcanzado sus mayores éxitos después de importantes fracasos.
Nadie puede declararse vencido mientras su voluntad, firme, le empuja a seguir
adelante. Después de la tempestad viene la calma, y el buen tiempo.
Además, es la ley de la vida, SEGUIR ADELANTE.
En el momento en que una persona se niega en
abandonar, es el instante en que se activan los poderes creadores de la mente y
comienzan a surgir cosas maravillosas: coincidencias que aportan los resultados
apetecidos.
Eso ocurre en el momento más crítico de la vida, o
de las situaciones. Es como decir: En la noche más oscura, brillan más
intensamente las estrellas; después de la tempestad, sale el arco iris. A
medianoche en punto, un segundo después, empieza el nuevo día.
La improvisación se resuelve con estudio, leyendo
libros especializados, asistiendo a cursos, seminarios, etc. Un vendedor
exitoso lee un libro semanal de ventas, de psicología, o motivación, etc. Un
abogado, estudia dos o tres horas al día para ser un mejor abogado; y así
sucesivamente.
Tomás Alva Edisón, patentó más de mil inventos, y
gracias a él tenemos la bombilla eléctrica, entre otros creaciones. Fue
calificado por su maestra, quien lo expulsó de la escuela, según ella, por
inepto para los estudios. Pero, su madre, que veía con mayor claridad, le
respondió que ella se encargaría de su educación. Edisón no fue a la escuela,
pero demostró ser un genio. Tenía 60.000 libros en su biblioteca, en todos los
temas de su interés. Era un asiduo estudioso con una curiosidad insaciable.
Recordemos que Edisón probó más de 10.000
filamentos para perfeccionar la bombilla eléctrica. Qué hubiese ocurrido si en
la prueba 5.000 hubiese abandonado, considerándose un hombre fracasado?
Henry Ford, el hombre más rico de su tiempo, fue
acusado, en cierta ocasión, por un periodista, de ignorante. Pero él se
defendió diciendo, después de escuchar divertido las razones que aquel esgrimía
en su contra: -“En mi escritorio tengo una serie de botones, que, cuando
necesito conocer algo, aprieto uno de ellos, y al instante aparece un ingeniero
de mi staff que me responde cualquier pregunta, sobre el tema técnico que
preciso conocer en ese momento. El juez de la causa, entendió, por esa razón,
de que Ford no era un ignorante. Sabía lo que quería y como conseguirlo, y
contrataba a todas las personas que pudiesen serle útiles para sus propósitos
comerciales.
Y además, Ford se reunía con otros genios como él:
Harvey Firestone, Luther Burbank, Andrew Carnegie, Tomás Alva Edisón, Napoleón
Hill, entre otros. Ford era el que mejores sueldos pagaba, a sus trabajadores,
para lograr disponer del personal más cualificado, con lo cual disponía de la
lealtad de los mismos, ya que cuidaban un trabajo que sólo él le ofrecía en ese
nivel.
La gente con ímpeto creador jamás considera que
haya fracasado porque se demore la realización de un proyecto. Si las cosas no
funcionan de una manera, prueban de otra, hasta conseguir que funcionen, aunque
pasen una eternidad para obtenerlo. Siempre tienen una curva de resultados
claramente definida, con el tiempo previsto dentro del cual, en forma razonable
es factible alcanzar los resultados anhelados. Jamás abandonan a mitad de
camino, ya que, cuando las cosas se ponen menos fáciles, saben que es el
momento en que están más cerca de alcanzar su propósito. Persisten,
incansablemente, tenazmente. Bolívar era más Bolívar cuando las cosas se ponían
en su situación menos fácil. Conservaba la serenidad y la idea clara de los
resultados que buscaba alcanzar. Lo demostró en Casacoima y en Pativilca, entre
otras circunstancias. En la primera, saliendo de una situación emergente, y en
forma providencial, soñando con la Campaña del Sur, para emancipar a
Latinoamérica, cosa que, efectivamente, luego realizaría con éxito. En la
segunda, en condiciones adversas, respondiendo al General Mosquera, a una
pregunta sobre lo que pensaba hacer: -“Triunfar”, le dijo, con vivo tono de
voz, y seguridad en lo que decía, pasando, acto seguido, a explicarle la forma
en que pretendía hacerlo, lo cual, posteriormente, llevó a cabo con absoluta
precisión.
Michele Isgró Scibilia, un siciliano que inspiraba
a toda persona que le trataba, con la excelencia de los valores que le eran
inherentes, de honradez, fortaleza, sinceridad, tenacidad, confianza en sí
mismo, tenía un lema de profunda sabiduría y poderoso estímulo: -“Cuando el
mundo parece que se acaba, comienza de nuevo”-.
Evidentemente, cada mañana empieza un nuevo día y
con mente fresca las cosas se ven con mejor talante y mayor dominio creador.